jueves, 1 de marzo de 2018

El Psicoanálisis es una ciencia En la vida cotidiana puedo decirle a una persona cuando me dice que cumple cuarenta y un años: qué cerca estás de los cincuenta; y me contesta apresuradamente: “no, estoy cerca de los cuarenta”. Yo puedo con el imaginario normal de los modelos ideológicos del Estado regidos por el tiempo del reloj decirle: “no, usted a los cuarenta años no puede volver nunca más, por lo tanto está más cerca de los cincuenta que de los cuarenta”. Sin embargo, sabemos que hay un tiempo, el tiempo del inconsciente, que no está regido precisamente por esta ideología; es decir, en el tiempo del reloj las cosas pasadas determinan las cosas del presente y lo más importante de todo, lo pasado no puede volver a pasar porque ya pasó. Si está pasando, presente, si va a pasar alguna vez, no puede ser la repetición del pasado sino que será el futuro. Para el psicoanálisis es común observar en los sujetos psíquicos conductas, frases, actitudes, acciones que corresponden a edades equívocas. El psicoanálisis puede ver a un niño jugando a ser grande, y puede ver a una persona adulta sufriendo por no poder dejar de ser un niño. Con este ejemplo simple quiero llevarles a la alteración del tiempo. El tiempo se altera tanto que es posible hacer acontecer lo que no aconteció. Por ejemplo, si el paciente no tuvo padre para el tiempo del reloj, para el modelo ideológico ya nunca más lo podrá tener; para el psicoanálisis un padre es fácilmente construible, si el sujeto no tuvo padre se le puede construir un padre, se puede modificar lo que pasó. Como ven, la práctica técnica psicoanalítica llevada adelante con su teoría nos pone en contradicción con el tiempo de nuestra vida, con el tiempo de nuestra conciencia. Nos hace suponer en nosotros mismos un contra- tiempo. Estoy llorando como cuando tenía cinco años pero tengo cuarenta y tres; soy el novio de mi mamá pero tengo cinco años y mi mamá tiene treinta. Es decir que, además de no tener tiempo, no estoy regido por la lógica formal. El orden, el cálculo aristotélico, queda desbaratado porque en el inconsciente no existen las contradicciones, es decir, un niño puede hacer de grande, un grande sigue siendo un niño, la boca puede ser el aparato genital, y el aparato genital puede ser una nube, la madre puede ser la madre, pero también puede aparecer como amante, como entera o como mutilada, cerca del padre o cerca de cualquier otro objeto. No hay tiempo del reloj y no hay lógica formal, no hay armonía, no hay acuerdo porque no puede haber acuerdo entre lo que me pasó y lo que relato de lo que me pasó, porque nunca hay acuerdo entre lo que digo que fue mi vida y lo que verdaderamente fue mi vida, porque sabemos que no va a haber armonía entre el sueño que cuento y el sueño que soñé. Revista Salud es Poesía

El Psicoanálisis es una ciencia

En la vida cotidiana puedo decirle a una persona cuando me dice que cumple cuarenta y un años: qué cerca estás de los cincuenta; y me contesta apresuradamente: “no, estoy cerca de los cuarenta”. Yo puedo con el imaginario normal de los modelos ideológicos del Estado regidos por el tiempo del reloj decirle: “no, usted a los cuarenta años no puede volver nunca más, por lo tanto está más cerca de los cincuenta que de los cuarenta”.
Sin embargo, sabemos que hay un tiempo, el tiempo del inconsciente, que no está regido precisamente por esta ideología; es decir, en el tiempo del reloj las cosas pasadas determinan las cosas del presente y lo más importante de todo, lo pasado no puede volver a pasar porque ya pasó. Si está pasando, presente, si va a pasar alguna vez, no puede ser la repetición del pasado sino que será el futuro.
Para el psicoanálisis es común observar en los sujetos psíquicos conductas, frases, actitudes, acciones que corresponden a edades equívocas.
El psicoanálisis puede ver a un niño jugando a ser grande, y puede ver a una persona adulta sufriendo por no poder dejar de ser un niño. Con este ejemplo simple quiero llevarles a la alteración del tiempo.
El tiempo se altera tanto que es posible hacer acontecer lo que no aconteció. Por ejemplo, si el paciente no tuvo padre para el tiempo del reloj, para el modelo ideológico ya nunca más lo podrá tener; para el psicoanálisis un padre es fácilmente construible, si el sujeto no tuvo padre se le puede construir un padre, se puede modificar lo que pasó.
Como ven, la práctica técnica psicoanalítica llevada adelante con su teoría nos pone en contradicción con el tiempo de nuestra vida, con el tiempo de nuestra conciencia. Nos hace suponer en nosotros mismos un contra- tiempo.
Estoy llorando como cuando tenía cinco años pero tengo cuarenta y tres; soy el novio de mi mamá pero tengo cinco años y mi mamá tiene treinta.
Es decir que, además de no tener tiempo, no estoy regido por la lógica formal. El orden, el cálculo aristotélico, queda desbaratado porque en el inconsciente no existen las contradicciones, es decir, un niño puede hacer de grande, un grande sigue siendo un niño, la boca puede ser el aparato genital, y el aparato genital puede ser una nube, la madre puede ser la madre, pero también puede aparecer como amante, como entera o como mutilada, cerca del padre o cerca de cualquier otro objeto. No hay tiempo del reloj y no hay lógica formal, no hay armonía, no hay acuerdo porque no puede haber acuerdo entre lo que me pasó y lo que relato de lo que me pasó, porque nunca hay acuerdo entre lo que digo que fue mi vida y lo que verdaderamente fue mi vida, porque sabemos que no va a haber armonía entre el sueño que cuento y el sueño que soñé.

Revista Salud es Poesía

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